20 agosto, 2008

Vaho


Lo que puede dar de sí un poco de harina, algo de levadura, anís, agua, aceite y poco más.

Con estos ingredientes, además de los bollos, he vuelto a .:·_saborear_·:. un desayuno de los que antaño eran algo habitual, casi casi cotidiano; he disfrutado de un café bajo las .:·_parras_·:. , y de la compañía, que también es algo de agradecer.

Como pocas veces hay dos sin tres, esa masa de bollos todavía iba a darme de merecer.

Las visitas por sorpresa, pueden ser una sorpresa tanto para quien recibe la visita como para quien la quiere dar.

Antes de regresar, quise hacer la penúltima entrega de ese día. Aunque pude haber llamado, preferí pasar sin avisar, ver si había alguien con quien charlar un rato.
No es la primera vez, que la sorpresa la recibo yo, ya sea porque al no avisar, me encuentro con que no hay quien me abra la puerta, quien me invite a pasar.·]

·En ocasiones, me invitan a pasar, pero casi al tiempo de decirme "Siéntate", como sabemos que la confianza es lo que tiene (que da asc*), casi sin dejar de sentir el frío de la silla, sin que el sillón tome casi la misma forma que tengo yo, me dicen que tienen que salir, que de haber avisado, pero que así, sin avisar, no pueden estar ahora cambiando planes, llamando para ver que se puede hacer.

Lo mejor es cuando están, pero como no esperaban visita a esas horas, están "Tal Cual", en ocasiones medio desgreñad@s, porque aunque entre que responden, que se espabilan un poco al reconocer a quien a esas horas llama sin avisar, entre que abren y el poquito que me hacen esperar, les da tiempo de enjuagarse la cara, de mojarse el pelo, pero que caraj*, se sigue notando en la cara, en la frente, incluso en las mejillas, las marcas de la almohada.
No, no es que yo llegue de madrugada, que también lo he hecho, mas bien que aprovechando los fines de semana, cada vez somos más l@s que llevamos a la práctica una costumbre que no debe desaparecer, que tenemos que preservar "La Siesta Nacional" :-)

En ocasiones, en vez de en la cara, donde se nota que no esperaban visita es en el 'orden' que hay en la casa: ya sea unos zapatos de tacón en el pasillo; algunas bolsas de la compra del super todavía sin recoger; en la puerta de alguna habitación, prendas que están por lavar, pero que por lo pronto están a medio camino, entre volver a su lugar, o seguir hasta donde está la máquina de lavar.
En la cocina, lugar de devoción, es donde con más frecuencia hay evidencias de que aunque te han invitado a pasar, la primera reacción, al ver que tocabas, al ver la hora, al recordar como está la cocina, casi "Patas arriba", la primera reacción casi seguro que fue decirte que no :-)

Después de comernos un bollo, después de lambiarse más de un@ los dedos, de la mezcla de canela y azúcar que tienen los bollos alrededor, después de decirme que para que me molesté, pero (hay que ver como me conocen), antes de que les responda, que si no los quieren, me los llevo otra vez conmigo, me invitan a tomar café, al tiempo que están poniendo el agua en la cafetera, sabiendo de antemano que la respuesta no puede ser otra que "Por supuesto que sí, no pensarán que vine solo a verles, verdad? " :-)

En esta ocasión, la sorpresa también me la llevé yo.

En lo que la cafetera estaba al fuego, mientas el agua, empujada por el fuego empezaba a ascender, llevando consigo la esencia del café, haciendo ese ruido tan peculiar de las cafeteras; los aromas, que ya estaban haciendo de las suyas, al inundar poco a poco la cocina con el olor a café, aromas que estábamos empezando a olisquear, frunciendo un poco la nariz, para apreciarlo mejor, para no tener que esperar a que nos lo sirvan en la taza.
Antes de servirme el café, veo que abren la nevera, procurando que yo no me diera cuenta de qué estaban buscando, con qué me querían sorprender, y vaya si lo consiguieron.

Al llegar frente a mi, me muestran un tarro de aceitunas, de 1 kg, aproximadamente, lleno casi en su totalidad de un mojo rojo, de los que además de quitar el hipo, si te despistas, te pueden robar el habla, y puede que hasta el sentido.

En ocasiones como esta, con estímulos como este, sería un pésimo jugador de cartas. Imagino que se me notaba en los ojos, en la sonrisa, en la comisura de los labios, incluso puede que hasta en las fosas nasales, que dilatadas como estaban por el aroma a café, ahora se afanaban en saber, solo por el olor, si ese tarro de mojo rojo, estaba tan bien de sabor como aparentaba.

Y vaya si lo estaba. Como en las catas de vinos, apenas lo destapo, ya se pudo apreciar, que quien hizo el mojo, ademas de los ingredientes, además de hacerlo bien, lo hizo sabiendo que quien lo probara se iba a acordar de su "Santa Madre", por no utilizar la expresión habitual de "La Madre que . .. ...", que es la indicada a la ocasión.

Como hay confianza, y antes de que me dijeran nada, cogí la tapa del bote, y con un dedo, rebañe el poquito de mojo que se había quedado por dentro. J*er, unir los labios, como si me los hubiera pintado, y estuviera extendiendo la barra de labios, mover los labios, como si fuera a dar un beso, para que ahora fuera la parte interior de los labios los que apreciaran el 'calor' del mojo.
Pasar la lengua, sin disimulo alguno, por los labios, por la comisura, casi por la parte superior, es decir, por el bigote, estirarla hasta la barbilla, intentando atrapar la más mínima partícula de esa salsa roja que tantos platos adereza.

Viendo que no me echaba "P'Atras", me ponen dos cucharadas de mojo a mi disposición, al lado un cuchillo de los de postre (vaya bobería, la verdad), y un paquete de pan bizcochado. Nada mas.

Coger apenitas de mojo, en la punta del cuchillo, untar con mimo, esa pizca de mojo, en un cachito de pan bizcochado, procurando, y consiguiendo (faltaría mas) que no se desperdicie na_de_na.

Al segundo bocado de mojo y pan, me sirven el café. Mal asunto.
Mezclar café con mojo, es un desperdicio, porque no aprecias ninguno de los sabores, y eso Si_que_No.

Como ya había empezado con el mojo, seguí con él.
Sabiendo lo 'bien' hecho que estaba, me ofrecen una cerveza fresquita, y yo, notando lo bien que me estaba sabiendo, acepte encantado.

Seguir tomando mojo con pan bizcochado, mezclado con un buchito de cerveza fresca. Así una y otra vez, participando en la conversación, sintiendo como el mojo, poco a poco, se iba extendiendo, primero por los labios, por la lengua a continuación, hasta que casi sin darte cuenta, parece que esa sensación de calor, llega a la garganta, y como si estuviera sujeta a las leyes de la gravedad, casi sin darte cuenta, ese calorcito rico, esa sensación de quemazón, de repente se precipita garganta abajo, inunda el estómago, te llena de calor.

Ahhhhhhhh, que sensación.
A partir de este momento, es cuando realmente saboreas el mojo, la conversación, la sorpresa, y todo lo que tengas alrededor.
Ya casi todo te da igual, casi casi te importa un pimiento.

Ahora con poco más de calma, sigues con el ritual, de echarte un cachito pequeño de bizcocho 'solo' a la boca, para que elimine en parte, el sabor del bocado anterior; deshacer el bizcocho ente la lengua y el paladar, y pasearlo por la lengua, como si la estuvieras limpiando.
Un buchito de cerveza, para que ayude a bajar lo que pueda quedar en la boca, para dejarla limpia y fresca.

Untar en otro trozo de pan, un poco de mojo, llevarlo a los labios, dejar que la lengua haga de cinta transportadora, mientras ese manjar desaparece en la boca.

Notar la misma sensación que cuando estás en una sauna, con la diferencia de que en esta ocasión, el calor llega desde el interior, sube por la garganta, te coge el pecho, como cuando de peque te untaban de " .:· Vick VapoRub ·:. " (Gracias a internet, encontré el nombre) para combatir un resfriado.
Notar como empiezas a sudar, como a pesar de que sabes que te están mirando, no por eso vas a dejar de comer.
Notar que las gotas de sudor, como gotas de vaho, primero imperceptibles, se van uniendo, poco a poco, hasta conseguir descender desde la frente, hasta los ojos, donde debido a la concentración de sal que tienen, te causan cierta incomodidad.

Sí, mereció la pena hacer los bollos, pero mucho mejor fue compartirlos, porque en esta ocasión también a mi me correspondió lo mejor·

No hay comentarios: